Gilles de RaisDe Wikipedia, la enciclopedia libreGilles de Montmorency-Laval, baron de Rais, llamado Gilles de Rais (o Gilles de Retz) (entre septiembre y octubre de 1404- 26 de octubre de 1440), fue un noble francés del siglo XV que luchó en los años finales de la Guerra de los Cien Años junto a Juana de Arco, a la que siguió y en la que creyó siempre. En esta guerra logró convertirse en mariscal de Francia y amasó una gran fortuna. La buena fama que tuvo en su época de gran luchador contra los ingleses se vio truncada por las atrocidades que cometió cuando se retiró de sus labores militares, después de la muerte de Juana. Es posible que las acciones macabras que realizó tengan que ver con una mentalidad psicópata originada en su infancia. Asesinó a centenares de niños junto a una corte macabra, que le hacía compañía en su castillo, formada por brujos, alquimistas, videntes, adoradores del diablo, etc. Se dice que la causa de la vorágine de matanzas indiscriminadas se debe a la muerte de Juana -quien fuera quemada en la hoguera-, de la cual culpó a Dios y a toda la humanidad. Decían que estaba enamorado de la doncella de Orleans. Ha sido considerado uno de los más radicales y terribles aristócratas asesinos (segunda fortuna de Francia), aquellos que utilizan su poder para cometer fechorías, como en el caso de Erzsébet Báthory. Fue un hombre inteligente y de gran altura, pero que sufrió una gravísima esquizofrenia. La truculenta historia de su vida inspiró unos de los cuentos más famosos de Charles Perrault, titulado Barba Azul, que cuenta los asesinatos de un noble de sus diferentes esposas.
Infancia y juventudNació en 1404 en el castillo de Champtocé (en su torre negra), bañado por el río Loira en la región de Bretaña. Fue el primogénito de uno de los grandes linajes de Francia. Su padre se llamaba Guy II de Laval quien se casó con Marie de Craon, la madre de Gilles. Tuvo un hermano, René de Susset, nacido en 1407, con el cual estuvo muy unido en su infancia. Los padres dirigieron la educación de los pequeños a varias tutores eclesiásticos y nodrizas, despreocupándose de ellos. Un hecho terrible marcó a Gilles cuando tan solo tenía 10 años. Su padre Guy fue atacado por un verraco moribundo mientras cazaba con otros nobles una mañana de febrero de 1414. Resultó que llegó a herir al animal pero este en su último estertor le dio una enorme embestida que consiguió incrustar los colmillos en su estómago. Guy fue llevado a su casa, en donde nada pudieron hacer por él. El pequeño Gilles vio como agonizaba su padre lentamente desangrándose, mientras sus visceras se esparcían por su lecho. Esta sangrienta visión la tuvo presente durante toda su vida y la repetiría con muchas de sus víctimas en el futuro, cuando les rajaba el estómago y se quedaba ensimismado con el espectáculo de sangre y visceras. Poco después de este hecho su madre Marie también murió y Gilles y su hermano quedaron bajo a la tutela del abuelo materno, Jean de Craon. Este hombre inculcó a los dos hermanos el narcisismo, la soberbia, el poder, el orgullo, con los que Gilles fue desarrolando su personalidad. Al principio Jean no prestó mucha estimación a nuestro protagonista y le dedicó más tiempo a su hermano. Entonces Gilles se fue refugiando en las bibliotecas de la casa Craon, en donde encontró a sus alter ego y héroes en el libro de La vida de los doce Césares de Suetonio. En este recopilatorio de cómo fueron las vidas y milagros de Julio César y los primeros emperadores romanos, Gilles vio que todos ellos ostentaron riqueza y poder y se dedicaban a los mayores placeres de la vida además de cómo impartían poder sin verse obligados a dar explicaciones. Tomó buena nota de todos los césares y de sus personalidades para después repetir esos perfiles a lo largo de su poderosa vida de noble. Sus emperadores favoritos fueron siempre Nerón y Calígula, personajes claramente desequilibrados. A los 14 años su abuelo le regaló una gran armadura milanesa y fue proclamado caballero. Manejó pronto la espada y también fue temprano en aburrirse al prácticar sólo con peleles (muñecos construidos precisamente para la práctica) y empezar a relucir toda su agresividad hacia todo ser viviente. Primero animales, pero luego con seres humanos, como fue el caso de su compañero y amigo de la infancia, Antoin. Un día propusó un duelo entre ellos con machetes, que al principio fue inofensivo, pero que luego a Gilles se le escapó de las manos y llegó a incrustar su machete en el cuerpo de Antoin. Gilles no ayudó a su compañero mientra este se desangraba en el suelo y se quedó disfrutando de la visión de la sangre brotar. Fue su primer asesinato, a los 15 años. Quedó sin condena porque él era noble y Antoin de familia más humilde, aunque ésta recibió una indemnización económica por parte del abuelo de Gilles.
Acciones militaresSu enorme agresividad y psicopatía le llevó a alistarse en el ejército para desahogarse con sus enemigos. Se puso a las órdenes de Juan V, duque de Bretaña en las querellas residuales de la Guerra de Sucesión Bretona, entre los Montforts y los Penthièvres. Luchó siempre en la vanguardia con sus soldados (tropas pagadas por él) y sus compañeros de armas lo admiraban porque parecía poseído cuando luchaba dando mandobles, con una rapidez y fuerza increíbles, pareciendo que eran los demonios quienes regían sus movimientos. Después de esta campaña, y de vuelta a casa, raptó a su prima Catherine de Thouarscon de 15 años de edad, que pertenecía a una casa nobiliaria bretona. Se casó con ella el 24 de abril de 1422, el mismo día del rapto de forma clandestina. Tenía 17 años. Los Thouars poseían varios castillos que, juntos con los de Rais-Laval, harían de la unión la más rica y potente de Francia. Pero la familia de Catalina o Catherine no aprobó el casamiento y rechazó unir las propiedades. Gilles de Rais hizo raptar entonces a la madre de Catalina y la encerró en un castillo a pan y agua hasta que le cedió los castillos de Pauzauges y Tiffauges. Tardaron en procrear a su única hija, Marie, siete años después de su matrimonio en 1429. Se dice que nunca hizo el menor caso de su esposa e hija, y que demostró una aparente bisexualidad, de la que posteriormente sería evidente y no cabrían dudas. Poco después de la campañas con Juan V, Gilles rindió tributo al que en esos momentos era el Delfín de Francia, Carlos VII, para combatir contra los ingleses y sus aliados de Borgoña. En 1429 conocería a Juana de Arco, quedándose fascinado por lo que ella contaba de sus voces y dicen que también por su belleza. El Delfín Carlos entregó un pequeño ejército a Gilles y a Juana para liberar Orleans del asedio inglés. Junto a ellos estaban otros generales como el Bastard de Órleans (Conde de Dunois), el Duque de Alençon y La Hire. En sólo 8 días las fuerzas francesas lograron levantar un sitio que duraba ya varios meses. Entraron triunfales en la ciudad y todo el mundo los veían como los salvadores de Francia. Poco después contribuyó en las victoria francesas en la Batalla de Jargeau y en la Batalla de Patay. Gilles llegó a decir durante las campañas con Juana que ella era Dios y que si debía de matar ingleses por mandato de Dios, así lo haría. Se convirtió en su escolta y protector salvándola en varias ocasiones en los fragores de las batallas, como en el ataque a París a finales de 1429. Pese a la matanzas y crueldades de la guerra Gilles se sentía buena persona y feliz, ya que se sentía inspirado por Juana y había dado un gran servicio a su país. Además en este mismo año de 1429 fue proclamado mariscal de Francia con tan sólo 25 años (caso único en la historia francesa) y adoptó la flor de lis en su escudo de armas, mientras Carlos VII fue proclamado rey el 17 de julio en la Catedral de Reims.
Declive y crímenesMientras disfrutaba de su mando de mariscal de Francia, ocurrió otro hecho que le marcaría: la captura y condena a muerte en la hoguera de Juana de Arco el 31 de mayo de 1431. Pese a que intentó ayudarla contratando un pequeño ejército de mercenarios, aún no se sabe que pasó para que no llegara a tiempo, ya que tan sólo se encontraba a 25 km. de Rouen. Acusó publicamente a Carlos VII de esta muerte y llegó a llorar amargamente ante las cenizas de Juana y sintió que todo había acabado, que la vida sin ella no tenía ya sentido, que no había pureza en la guerra que se estaba librando. Se retiró de la vida militar y se refugió en sus posesiones de la Bretaña francesa (concretamente al castillo de Tiffauges, ubicado en la Vendée y donde le esperaban su esposa e hija) en donde se convirtió en todo un demonio y sus instintos más perversos afloraron. Entre la muerte de Juana y las crueldades y desatres de la guerra, desequilibraron más aún la mente enfermiza del mariscal, ya que se había acostumbrado a las campañas, los ataques alocados contra los ingleses, la sangre y a los muertos por doquier. En esta época también se separa de su esposa Catherine. Su negra barba de azulados reflejos hizo que se le llamara Barba Azul. Era inteligente y culto, muy ambicioso, ávido de riquezas y despilfarrador. Desde este momento se entrega a los más locos dispendios para satisfacer sus más caros caprichos. No se recuerda príncipe o rey que hubiese llevado un lujo semejante. Este hombre tenía pasión por todas las artes, especialmente por la música. Si oía decir que se había escuchado una hermosa voz, no descansaba hasta conseguir llevar a su servicio a quien la poseía, por muy lejos que estuviera. Poseía muchos pares de órganos, de todos los tamaños. El sonido de este instrumento le producía tal enajenación, que se los hizo construir portátiles para que le acompañaran en sus menores traslados. Por otra parte, todo el que acudía a él participaba de su generosidad; el extranjero era bien recibido, cualquiera que fuese su condición, a cualquier hora del día o de la noche; tenía hospitalaria mesa, y era raro que abandonase esa mansión hospitalaria sin salir colmado de dones en especies o en metálico. Gastó la mayoría de su fortuna en obras artísticas que recordaban sus campañas con Juana y en fiestas para sus extraños amigos y consejeros. Tuvo que vender algunas de sus posesiones. Además mandó hacer autómatas sobre distintos tipos de pájaros, algo que le hizo menguar su fortuna, pero que levantó gran expectación entre las personas que le frecuentaban. Para procurar el dinero, que le había llegado a ser cada vez más necesario, ¡a cuántos recursos tendría que apelar, a cuántos ruinosos contratos habría de someterse! Aposentadores, burgueses y mercaderes son puestos a contribución, y le adelantan a un interés usurario las sumas que, por una generosidad imperiosa, se funden entre los dedos y se hunden en un abismo sin fondo. Gilles se aproxima al momento en que se anuncia, amenazadora, la ruina inevitable. Sus cofres están vacíos; su crédito, agotado; los que le rodean en las horas dichosas, presintiendo el desastre, se alejan de él. Ante esta situación se vuelve hacia el esoterismo buscando en la alquimia el modo de fabricar el oro que le falta (se interesó por el secreto de la Piedra filosofal). Se rodeó de una corte grotesca de brujas, nigromantes, alquimistas ... Finalmente, cae en manos de un embaucador llamado Prelati quien le asegura que llenará sus arcas gracias a la magia negra. El mariscal visita con frecuencia a su cómplice, se informa con ansiedad del resultado de las investigaciones. Prelati asegura a su señor que, en una de sus invocaciones, ha visto cerca de él un demonio bajo la forma de un leopardo pero que esta aparición fantástica se desvaneció sin que hubiera podido pronunciar palabra alguna. El crédulo mariscal le hizo caso y mandó que se redoblasen los ensalmos y las conjuras. Es imposible que el mariscal salga bien de sus empresas -ha dicho uno de los familiares de Gilles de Rais- si no ofrece al demonio la sangre y los miembros de niños llevados a la muerte. Porque su lectura habitual la constituyen los más ardientes poemas de Ovidio y el relato que hace Suetonio de los criminales sacrificios que exige el rey del Infierno. ¿Qué le importa el sacrificio de vidas humanas si adquiere a ese precio el poderío que codicia? En su afán por procurarse víctimas para sus sacrificios, servidores de Gilles de Rais recorrían los pueblos y las aldeas buscando niños y adolescentes prometiéndoles que les harían pajes en los castillos del señor de Rais. Siempre en lugares lejanos. De ellos los padres no tenían más noticias y si preguntaban les respondían que estaban bien. Pronto la gente se alarmó, y de Rais recurrió a los raptos. Entre 1432 y 1440 se llegaron a contabilizar hasta 1.000 desapariciones de niños de entre 8 y 10 años en Bretaña. Pero la gran locura llegaba por la noche cuando él y sus esbirros se dedicaban a torturar, vejar, humillar y asesinar a niños previamente secuestrados, a veces, por una o varias brujas que los atraían mediante engaños. El temor se apoderó de los habitantes de los pueblos. Los criados tuvieron que ampliar su campo de acción con lo que el pavor se extendía más y más. Hasta que las murmuraciones se convirtieron en gritos que llegaron a las más altas autoridades. Llegó a utilizar varias de sus posesiones (no sólo el castillo de Tiffauges) para cometer sus fechorías, como el castillo de Machecoul, el de Champtocé y la casa de la Suze. Una vez se aprovechó de unos niños que eran mendigos y que fueron a pedir limosna inocentemente a su castillo. Gilles los violó y desmembró. A algunos los violó ya muertos y con las entrañas al aire. En algunas ocasiones cuando asesinaba a una de sus víctimas se arrepentía y juraba partir hacia Tierra Santa para redimir sus pecados, pero al poco tiempo volvía a cometer las mismas atrocidades. Durante los ocho años de terror, Gilles parecía no vivir en un mundo real, rodeado de gran fastuosidad y como si no se diera cuenta de las brutales acciones que llevaba a cabo. Según contó en el juicio que se le hizo, junto con su grotesca corte, cortaban las cabezas de varios niños recién muertos y hacían competiciones para elegir los rostros más bellos. Las cabezas eran ensartadas en picas y las iban calificando. Se llegó a contar que estas calificaciones las firmaba el mismo diablo, que uno de sus embaucadores, el italiano Francesco Prelati, le inició en las artes demoniacas y un brujo llamado Rivière podía invocar al diablo, o a uno llamado Barrón, al cual le ofrecían sacrificios como los órganos, ojos, corazones, etc., de las víctimas. En continuadas ocasiones el hermano de Gilles, René, intentó salvar el patrimonio familiar que Gilles estaba vendiendo, incluso con la ayuda del rey crearon una ley por la cual no podían vender más posesiones. René logró comprar el castillo de Machecoul, y vio que en este lugar se encontraban los esqueletos de más de 50 niños. Quiso silenciar lo que vio para evitar posibles malentendidos contra él.
Investigación, captura y ejecuciónPero llegó el momento de que todo esto acabara, y ese momento fue cuando el obispo de Nantes, Jean de Malestroit, investigó las desapariciones de Bretaña y vio que no eran casuales. Al final Gilles de Rais fue capturado por una acción, también de locura para la época. Había querido entrar en la iglesia de St. Etienne de Mer Morte por la fuerza de las armas, porque él consideraba que le pertenecía, haciendo incluso apalear al clérigo Jean le Ferron. Las investigaciones del obispo de Nantes decubrieron los asesinatos de Gilles. El 14 de septiembre de 1440 se presentó a las puertas del castillo de Machecoul, donde estaba entonces Gilles de Rais, un grupo armado al mando del capitán Jean Labbé, que iba acompañado por el notario Robin Guillaumet, en nombre del obispo de Nantes. Portaban órdenes del duque de Borgoña. Era el fin. Gilles de Rais se entregó y fue llevado a juicio, y el 19 del mismo mes, es decir, cuatro días después de su detención, empezó el interrogatorio que continuó el día 28, y los días 8, 11 y 13 de octubre. En el juicio (altamente detallado y que aún existen los escritos del siglo XV) se declaró al principio inocente, pero en uno de los trastornos de personalidad que ya sufría de años atrás, rectificó y se declaró culpable quedando muy arrepentido de lo que había hecho. Documentó todos los asesinatos y las vejaciones que practicaba a los niños, actuaciones pedófilas, rasgaduras, colgamientos del techo por ganchos, decapitaciones, etc. Dijo que hasta había bebido la sangre de los niños, incluso cuando estos aún estaban vivos, que "necesitaba aquel goce sexual" y que escribió un libro de conjuros con la supuesta sangre de los asesinados. Fueron confesiones tremendas, toda Francia se convulsionó ya que la gente no se creía que uno de sus héroes fuera un hombre tan vil. Se llegaron a constatar 200 víctimas aunque probablemente fueran muchas más. Fue condenado por asesinato, sodomía y herejía. Finalmente el día 26 de octubre de 1440, Gilles de Rais, junto a dos de sus más perversos colaboradores, fue conducido al prado de la Madeleine en Nantes para ser ahorcado y luego quemado, aunque solo en parte en el cuerpo de Gilles. Sus restos fueron enterrados en la iglesia de las carmelitas de Nantes.
Fragmentos de la declaración de Gilles de Rais en el juicio“Yo, Gilles de Rais, confieso que todo de lo que se me acusa es verdad. Es cierto que he cometido las más repugnantes ofensas contra muchos seres inocentes –niños y niñas- y que en el curso de muchos años he raptado o hecho raptar a un gran número de ellos –aún más vergonzosamente he de confesar que no recuerdo el número exacto- y que los he matado con mi propia mano o hecho que otros mataran, y que he cometido con ellos muchos crímenes y pecados". "Confieso que maté a esos niños y niñas de distintas maneras y haciendo uso de diferentes métodos de tortura: a algunos les separé la cabeza del cuerpo, utilizando dagas y cuchillos; con otros usé palos y otros instrumentos de azote, dándoles en la cabeza golpes violentos; a otros los até con cuerdas y sogas y los colgué de puertas y vigas hasta que se ahogaron. Confieso que experimenté placer en herirlos y matarlos así. Gozaba en destruir la inocencia y en profanar la virginidad. Sentía un gran deleite al estrangular a niños de corta edad incluso cuando esos niños descubrían los primeros placeres y dolores de su carne inocente". "Contemplaba a aquellos que poseían hermosa cabeza y proporcionados miembros para después abrir sus cuerpos y deleitarme a la vista de sus órganos internos y muy a menudo, cuando los muchachos estaban ya muriendo, me sentaba sobre sus estómagos, y me complacía ver su agonía...". "Me gustaba ver correr la sangre, me proporcionaba un gran placer. Recuerdo que desde mi infancia los más grandes placeres me parecían terribles. Es decir, el Apocalipsis era lo único que me interesaba. Creí en el infierno antes de poder creer en el cielo. Uno se cansa y aburre de lo ordinario. Empecé matando porque estaba aburrido y continué haciéndolo porque me gustaba desahogar mis energías. En el campo de batalla el hombre nunca desobedece y la tierra toda empapada de sangre es como un inmenso altar en el cual todo lo que tiene vida se inmola interminablemente, hasta la misma muerte de la muerte en sí. La muerte se convirtió en mi divinidad, mi sagrada y absoluta belleza. He estado viviendo con la muerte desde que me di cuenta de que podía respirar. Mi juego por excelencia es imaginarme muerto y roido por los gusanos”. “Yo soy una de esas personas para quienes todo lo relacionado con la muerte y el sufrimiento tiene una atracción dulce y misteriosa, una fuerza terrible que empuja hacia abajo… si lo pudiera describir o expresar, probablemente no habría pecado nunca. Yo hice lo que otros hombres sueñan. Yo soy vuestra pesadilla”.
En la culturaCineEn la película Juana de Arco de Luc Besson, el personaje de Gilles de Rais lo interpreta Vincent Cassel.
MúsicaEl grupo belga de Black Metal Ancient Rites realizó una canción titulada Morbid Glory (Gilles De Rais 1404-1440) inspirada en Gilles de Rais y que se encuentra en su álbum del año 1994 llamado The Diabolic Serenades. Otro grupo de los años 90, japonés en este caso, utilizó el nombre de Gilles de Rais para denominar a su grupo. La canción Into the Crypts of Rays del grupo de heavy metal Celtic Frost trata sobre Gilles de Rais.
En videojuegosAparece el nombre de Gilles de Rais para designar a un vampiro en la saga de videojuegos llamado Castlevania. Este personaje aparece concretamente en Castlevania: Legacy of Darkness. |
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